Charlie Chaplin

Charlie Chaplin

jueves, 14 de noviembre de 2013

La sabiduría de la no violencia

“La guerra de Irak dejó más de 100.000 muertos y 2,2 millones de desplazados” este es el titular del 1 de Mayo de 2003 de un periódico virtual, al titular le sigue “También hay que sumar a las víctimas de esta guerra a los más de 4.400 soldados estadounidenses que murieron.”
 Para el mundo sólo será un titular y una escalofriante cifra de fallecidos, números en los que no nos paramos a pensar, nos parecen inmensos pero no profundizamos en lo que cada número significa.

Cada número significa una casa destrozada, una madre que jamás volverá a ver a su hijo entrar por la puerta de casa, un hermano o una hermana que no podrá disfrutar de su hermano, ni podrá compartir sus alegrías con él. Por no hablar de los tantos de mujeres y hombres que no podrán volver a abrazar a su pareja, ni volver a disfrutar de un amanecer juntos.
Incluso la cantidad de niños que crecerán sin un padre o una madre…. Ellos jamás lo entenderán, pero… ¿Quién lo entiende? Quién entiende que por una falta de intereses comunes entre los presidentes de dos países, se entró en guerra y ese fue el fin de miles de vidas e infinitos sueños…

Los únicos que entienden la guerra son los grandes gobernantes, porque son quienes van a salir ilesos de ella. Jaime Nubiola dice: “No se trata del petróleo, ni del dominio político militar, sino la necesidad humana de matar” pero creemos que va más allá, se trata de la necesidad humana de poder, ya que cuando uno consigue un poco aparece un ansía de más poder. Es justo allí donde se enfatiza el yo, desaparece el resto del mundo y empieza el problema. Deberíamos deshacernos del paradigma actual de la ley del más fuerte, de la explotación económica y de la guerra como el medio legítimo para resolver conflictos.
Está en nuestras manos cambiar el sistema empezando por nuestra forma de pensar, predicar la paz en el mundo parece una utopía, algo lejos de nuestro alcance. Pero podemos aportar nuestro granito de arena eliminando los prejuicios y no discriminando por raza, estatus social, creencias religiosas o sexualidad.
Juan Pablo II es un buen ejemplo quien fomentó el Ecumenismo.
Lo principal es dejar de lado el individualismo y el rechazo a lo diferente.

Debemos estar por encima de las clases sociales, dar un paso al frente y ser valientes de romper esquemas y con pequeños detalles; como en Italia donde un hombre entró en una cafetería y preguntó: “¿Hay un café para mí?” e inmediatamente le sirvieron un café gratis, esto ocurre gracias a la solidaridad de otras personas que piden un café y otro para una persona sin dinero, es así como los “homeless” italianos pueden disfrutar de algo tan simple como un reconfortante café caliente. Es una iniciativa digna de admiración y muy satisfactorio que esto haya llegado a España, como por ejemplo en A Coruña.

Nadie nace siendo intolerante.
Creemos que la tolerancia es el primer paso hacia un mundo mejor.

domingo, 27 de octubre de 2013

“El gran amor no deshizo tu cama y te aburriste de la promiscuidad”. Joaquín Sabina

Puedes sentirte único durante dos minutos, sentirte especial una noche en una cama ajena, puedes sentir que acaricias el cielo, besarle y cerrar los ojos, puedes acurrucarte en los brazos de un desconocido para sentirte protegida durante media hora, puedes abrazar a una chica insegura para sentir que eres capaz de hacer sentir bien a alguien que lo necesita, igual incluso compartís unas horas de sueño, los dos juntos compartiendo la misma manta y almohada, también seguramente después experimentarás una efímera sensación de felicidad, pero será tan efímera que el despertar será aún más duro, porque cuando vuelvas a abrir los ojos, ahí siguen las mismas sensaciones insoportables que te llevaron a irte con la primera persona que mostrara algo de interés en ti, esa inseguridad, esa falta de cariño, ese anhelo de placer en compañía, o en los peores casos, esa necesidad de olvidarte de alguien a quien querías.

¿Qué es lo que lleva a las personas a disfrutar del sexo sin compromiso? Algunos contestarían: placer; otros dirían: me sentía solo; igual alguien se atrevería a contestar que lo hizo por despecho... Realmente puede haber muchos motivos los que lleven a disfrutar "sexo sin compromiso".

Desde mi punto de vista debemos experimentar todo tipo de sensaciones y vivencias para poder saber si algo nos gusta o no. No creo que sea malo probar un poco de todo.

No me gustaría calificar al “sexo sin compromiso” como una práctica nociva, ni mucho menos. Que yo no me sienta identificada con ello no significa que otras personas puedan sentirse identificadas y que signifique para ellas una vía de escape o una manera de sentirse a gusto con ellos mismos y por eso me gustaría citar una frase de Woody Allen que me hizo reflexionar sobre que el sexo sin compromiso no es una mala práctica ni física ni psicológica si se hace con cabeza, la frase decía: “El amor es la respuesta, pero mientras usted la espera, el sexo le plantea unas cuantas preguntas.” Además todos deberíamos ser conscientes de que jamás se encontrará la felicidad únicamente en el placer sexual, como bien dice Jaime Nubiola: “Quienes aspiran a encontrar la felicidad en el placer sexual padecen un grave error antropológico, puesto que están pidiendo a la sexualidad algo que ésta no les puede dar”.

También creo que es necesario una gran madurez, sino desgraciadamente luego vendrán los arrepentimientos, y algo que ya se ha hecho no tiene solución, y esa búsqueda de placer irresponsable, sin pensar, habiéndote dejado llevar por impulsos, llevará a una horrible sensación de disgusto con nosotros mismos, y algo que en un principio nos iba a hacer sentir mejor, acabaría haciéndonos sentir terriblemente contrariados.

Desde luego no todo es sexo sin amor, también hay sexo con amor y reflexionando con una frase que leí de August von Kotzebue que dice: “Un instante de gozo del corazón, vale más que dos horas de gozo de los sentidos” me arriesgaría a afirmar, completamente segura que el sexo con amor es una acción que te puede llenar de satisfacción personal, de placer y de felicidad.

Hacer que ella se sienta protegida, sentirte protegida dejándole que te rodee con sus brazos, cerrar los dos los ojos al besaros, compartir horas de sueño en la misma cama, despertar a su lado, compartir un desayuno agradable, hacerla reír, disfrutar, sentirse cómodo, hacerle sonreír. Y después de todos esos buenos momentos, estarán los malos, las infelicidades, los problemas del día a día y las dificultades de la vida, algo que también deberéis compartir y superar. Así sí que se puede encontrar la felicidad.

martes, 15 de octubre de 2013

Paren el mundo que me bajo…

¿Puedo pedirte un favor?

Detente, deja de correr de un lado para otro, resoplando, suspirando, quejándote, mascullando, poniendo mala cara al resto del mundo, ¿no te das cuenta de que has dejado de sonreír?. Disfruta más de cada momento, de cada persona que te cruzas, de cada tarea que realizas, sobre todo, deja de murmurar en tono victimista lo estresada que estás por cada hora que pasa y cada libro que cierras. Y valora mucho más las pequeñas cosas, disfruta del placer de poder ir caminando a la Universidad

Sí, sí…, tú, …..  la que está mirando el móvil mientras “atiende en clase” contestando el correo de su madre y con el grupo de whatsapp abierto decidiendo qué modelito lucir esta noche.

¿Acaso piensas que eres la superwoman? ¿Estás haciendo algo bien de todas las cosas que estás haciendo a la vez? Vale que seas mujer… pero… eres humana y como dice Jaime Nubiola “los seres humanos no somos máquinas multitarea”.

¿Y qué me dices de esa sonrisa que me debes? Tanto te cuesta dedicar un par de sonrisas al día… seguro que tienes muchas más, pero no sé por qué tipo de razón has dejado de lanzarle sonrisas al mundo…

No te justifiques diciendo que todo el mundo ha dejado de ser amable, qué más da si ha sido borde contigo, ¿siempre das lo que recibes? ¿Eso es lo que te han enseñado?
Seguro que le descolocas si a su hostil y desaprensivo: “Tres cincuenta” le contestas con un: “Gracias” y una bonita sonrisa, igual hasta le hace gracia y mejoras su día. Como tantas veces me ha dicho mi padre: “Se gana más con miel que con hiel” y las sonrisas son gratis. No nos debería costar tanto sonreír y estar de buen humor.

Sigues replicándome respecto al tema de la sonrisa… ¡Ah! ¿Qué eres tú la que tiene mal día?.... ¿y esa es razón para llevar esa cara de perro a todas partes? A los 20 años… ¿tanto te cuesta reírte de algo que te sale mal o no te ha salido como tú querías?

Bien, ahora atiende: “la felicidad solo depende de uno mismo” no puedes depender de otras personas o de cómo te salen las cosas, siempre hay días en los que algo sale mal, pero y ¿todas las cosas que te han salido bien antes de ese desafortunado tropiezo? Y sobre todo, como dice una canción de Fito y Fitipaldis “No ves que siempre vas detrás cuando persigues al destino” no intentes controlar todo, es algo imposible y se gasta demasiada energía.

Ahora sé sincera… si te hubiese preguntado antes cómo sería para ti vivir en paz… ¿qué me  hubieses contestado? Seguro que hubieses dejado volar tu imaginación y me hubieras dicho que para ti vivir en paz sería vivir en un pueblo tranquilo, o cerca de la playa, en un lugar donde no tuvieses preocupaciones y lejos de toda responsabilidad, lejos de grandes tumultos de gente… Pero… ¿aguantarías mucho tiempo? No lo creo… Somos seres humanos y por lo tanto “debemos” vivir en sociedad, esto nos puede resultar a veces costoso. Por eso podemos hacer nuestro día a día más llevadero si lo que hacemos lo hacemos con buen humor, siendo amables con los demás y pensando siempre en positivo.    


Evadirse no es la solución para vivir en paz… solo hay que hacer caso al consejo que Jaime Nubiola nos brinda: “El antídoto inteligente contra la crispación es siempre el buen humor.” Y estoy segura de que notaremos grandes mejoras en nuestra vida cotidiana.



martes, 1 de octubre de 2013

La gente joven

Este ensayo trata de la gente joven, es decir, de mí y de la mayoría de gente que me rodea y conozco. Si me paro a pensar sobre la gente joven me vienen a la mente multitud de virtudes, pero también muchos defectos.

Considero la etapa en la que nos encontramos una época de cambios en la que estamos un poco perdidos. Vivimos entre la etapa de la infancia y la edad adulta. La infancia la acabamos de dejar atrás y ha supuesto, para la mayoría de nosotros, una etapa llena de inocencia, libre de responsabilidades y preocupaciones, mientras que la nueva etapa que nos espera por delante está llena de responsabilidades y de importantes decisiones por tomar.

Intentamos tener ideas propias pero tenemos un miedo atroz al fracaso o a equivocarnos, lo que nos impide tener el valor suficiente para decir en alto nuestras propias ideas, aunque no las digamos en alto, las tenemos, o eso quiero pensar. También, este miedo irracional nos frena muchas veces y nos quita iniciativa, pero por mucho que nos digan que "no pasa nada por equivocarse" no te das cuenta hasta que experimentas por ti mismo que tras un error, lo mejor que se puede hacer es aprender de ello y volver a intentarlo.
De este miedo al fracaso deriva la falta de compromiso a la hora de realizar tareas. Le pregunté a una amiga si creía que esto era verdad y su respuesta fue: "Claro que sí, yo no hago muchas cosas porque siempre lo ha hecho mi madre y sé que no lo voy a saber hacer, aunque todavía no lo he intentado". Desde mi punto de vista no tenemos la suficiente confianza en nosotros mismos como para creer que podemos hacer bien las cosas.

En el entorno juvenil existe una gran falta de compromiso respecto a los demás, nos cuesta creer que algo es para toda la vida. No podemos buscar un culpable, somos todos nosotros los que provocamos esta situación. Tenemos que tomar muchas decisiones y egoístamente no queremos que nuestras decisiones dependan de otra persona, estamos demasiado preocupados en nuestro futuro, al menos en mi caso, y por eso nos da tanto miedo llegar a querer. También, por otro lado, está el temor al sufrimiento, llegar a querer y no ser correspondidos.

Muchas veces esa falta de compromiso genera una sensación de vacío y una necesidad de buscar como denomina Jaime Nubiola en el libro "ternura sin compromiso que conducirá a una terrible soledad". Vivir con la actitud de que algo no es para toda la vida nos hace buscar y disfrutar de cosas sin compromiso, creando así una falsa protección contra el sufrimiento que nos produce que algo se acabe o salga mal.

Esta sensación de soledad es la consecuencia que hace que busquemos diversión, saliendo de fiesta, viendo series, leyendo libros que solo dejan nuestra mente en blanco para evadirnos y dejar de pensar en todas las cosas que nos preocupan.

Otro punto tratado en el libro con el que me he sentido identificada y al leerlo me ha hecho reír, se trata de: "El estudiante y la gestión del tiempo". Cada año al comenzar las clases en la universidad nuestro objetivo es aprovechar el tiempo y ponernos las pilas desde el principio y sin embargo, todo son excusas para salir y divertirnos. Paradójicamente alargamos estas excusas hasta que nos vemos con el agua al cuello. Cuando ya muchas de las asignaturas no tienen remedio y nos empezamos a hundir con todo el equipo. Esto ha pasado en primer y segundo año, espero que dos años hayan sido suficiente escarmiento.

Al fin y al cabo los jóvenes cometemos muchos errores, pero es ahora cuando debemos aprender de ellos para poder ser adultos comprometidos que han aprendido a actuar y quieren dar sus propios pasos.



¿Quién soy?

Mi nombre es María Eugenia, y nací un 3 de agosto hace veinte años. He vivido durante dieciocho años en Logroño. Pero este es el tercer año que vivo en Pamplona que para mí ya es mi segunda casa, aunque me falte lo más importante: mi familia, mis amigas de siempre y mi hermana a quien echo de menos, aunque me cueste reconocerlo. Ha sido en Pamplona donde he empezado a ser adulta. En tan solo dos años he madurado y me he podido conocer a mí misma un poco más, aunque pienso que todavía me queda mucho por descubrir. Me considero una persona muy sensible, alegre y valoro a las personas que me quieren. 

Desde pequeña aprendí a ser responsable y aunque la mayor parte de mi vida ha transcurrido en el Colegio, también puedo decir que mi infancia me trae buenos e inolvidables recuerdos. He hecho puzzles, he jugado con Barbies, he celebrado cada cumpleaños en el Chiquipark, hice mi primera comunión, he disfrutado de vacaciones de verano en la playa, he montado a caballo, mi primer viaje al extranjero fue a Francia, de intercambio escolar y donde he vuelto varias veces, recuerdo cada viaje de estudios a Madrid, Barcelona, Andalucía, Italia... y un largo etcétera. 

Siempre he tenido muy claro que quería estudiar algo de ciencias, pasé por distintas etapas de interés primero me interesó Ingeniería, luego quería Veterinaria, me gustan los animales desde que tengo uso de razón, y al final escogí Bioquímica.

El primer año de carrera fue el año en el que más cambios noté, todo era nuevo, y todavía no tenía muy claro lo complicado que era la universidad, ya que siempre había oído que la universidad como es lo que tú has elegido y es lo que te gusta, todo es más sencillo. Puede ser verdad. Pero “sencillo” no significa que no tengas que hacer grandes esfuerzos para sacarlo adelante… Por problemas personales estuve muy dispersa en los exámenes finales, y eso me hizo pensar que aunque solo tuviera diecinueve años era hora de poner unas prioridades en mi vida. Sí, suena egoísta pensar solo en mí, pero... era mi carrera, era mi futuro, lo que yo siempre había querido, lo que yo había elegido. Si esto lo tenía claro, no podía dejar que otros motivos me impidiesen seguir adelante. Y una frase que me dijo mi asesora me hizo pensar largo y tendido y me ayudó a decidir, ella me dijo: “No sé qué es lo que te pasa, pero sea lo que sea toma decisiones para que dentro de 20 años cuando mires atrás puedas sentirte orgullosa de ellas, aunque ahora te cueste”.

Como todas las personas tengo sueños y tengo una libreta donde apunto cosas que me gustaría hacer antes de morir. Y entre esas cosas está: acabar la carrera y poder trabajar en lo que me gusta, ya que la mayor parte de mi vida adulta se desarrollará en el trabajo. Aunque debo reconocer que uno de mis mayores sueños es visitar África como voluntaria. No me importa el tiempo que pueda pasar allí, pero me encantaría estar por lo menos un año y así poder conocer mucha gente, cómo viven, sus costumbres, su cultura… porque creo que tienen mucho que aportarnos. 

Me apasiona la lectura y en cuanto al tema musical, soy fan incondicional de las letras de Joaquín Sabina. Cada uno tenemos algo en qué pensar que nos ayuda a conciliar el sueño, en mi caso me alivia pensar que todo pasa por algo. Llevo rato meditando: “¿Cómo se acaba una autobiografía?”, pero a mi autobiografía no le puedo poner punto final.