
Desde pequeña aprendí a ser responsable y aunque la mayor parte de mi vida ha transcurrido en el Colegio, también puedo decir que mi infancia me trae buenos e inolvidables recuerdos. He hecho puzzles, he jugado con Barbies, he celebrado cada cumpleaños en el Chiquipark, hice mi primera comunión, he disfrutado de vacaciones de verano en la playa, he montado a caballo, mi primer viaje al extranjero fue a Francia, de intercambio escolar y donde he vuelto varias veces, recuerdo cada viaje de estudios a Madrid, Barcelona, Andalucía, Italia... y un largo etcétera.
Siempre he tenido muy claro que quería estudiar algo de ciencias, pasé por distintas etapas de interés primero me interesó Ingeniería, luego quería Veterinaria, me gustan los animales desde que tengo uso de razón, y al final escogí Bioquímica.
El primer año de carrera fue el año en el que más cambios noté, todo era nuevo, y todavía no tenía muy claro lo complicado que era la universidad, ya que siempre había oído que la universidad como es lo que tú has elegido y es lo que te gusta, todo es más sencillo. Puede ser verdad. Pero “sencillo” no significa que no tengas que hacer grandes esfuerzos para sacarlo adelante… Por problemas personales estuve muy dispersa en los exámenes finales, y eso me hizo pensar que aunque solo tuviera diecinueve años era hora de poner unas prioridades en mi vida. Sí, suena egoísta pensar solo en mí, pero... era mi carrera, era mi futuro, lo que yo siempre había querido, lo que yo había elegido. Si esto lo tenía claro, no podía dejar que otros motivos me impidiesen seguir adelante. Y una frase que me dijo mi asesora me hizo pensar largo y tendido y me ayudó a decidir, ella me dijo: “No sé qué es lo que te pasa, pero sea lo que sea toma decisiones para que dentro de 20 años cuando mires atrás puedas sentirte orgullosa de ellas, aunque ahora te cueste”.
Como todas las personas tengo sueños y tengo una libreta donde apunto cosas que me gustaría hacer antes de morir. Y entre esas cosas está: acabar la carrera y poder trabajar en lo que me gusta, ya que la mayor parte de mi vida adulta se desarrollará en el trabajo. Aunque debo reconocer que uno de mis mayores sueños es visitar África como voluntaria. No me importa el tiempo que pueda pasar allí, pero me encantaría estar por lo menos un año y así poder conocer mucha gente, cómo viven, sus costumbres, su cultura… porque creo que tienen mucho que aportarnos.
Me apasiona la lectura y en cuanto al tema musical, soy fan incondicional de las letras de Joaquín Sabina. Cada uno tenemos algo en qué pensar que nos ayuda a conciliar el sueño, en mi caso me alivia pensar que todo pasa por algo. Llevo rato meditando: “¿Cómo se acaba una autobiografía?”, pero a mi autobiografía no le puedo poner punto final.
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